En un mundo que avanza rápido y lleno de estímulos, muchas personas buscan algo que les devuelva calma, conexión y sentido. Reiki emerge como una puerta accesible, suave y profunda hacia ese espacio interior. Pero, ¿qué es exactamente el Reiki? ¿Por qué tantas personas se sienten atraídas por él? En este artículo encontrarás una explicación sencilla, clara y sin tecnicismos para que puedas decidir por ti misma si te resuena.
El Reiki es una técnica de sanación energética de origen japonés, desarrollada por Mikao Usui a comienzos del siglo XX. Su esencia está en la transmisión de energía universal —a veces llamada “ki”, “chi” o “prana”— a través de las manos del practicante al receptor. Esta energía no es algo “mágico”, sino una fuerza natural que todos tenemos y que puede activarse, canalizarse y armonizarse.
Cuando te sometes a una sesión de Reiki, lo que sucede es una combinación de presencia, atención, intención y energía. El practicante sitúa sus manos en posiciones específicas o a una distancia cercana al cuerpo, y el receptor simplemente se relaja y permite que la energía fluya. El resultado suele ser una sensación de apertura, alivio, unión cuerpo-mente-espíritu, y en muchos casos, una mayor claridad o ligereza.
Una de las claves del Reiki es que no requiere creencia ni rituales complejos: basta con estar abierto a recibir. Así, se convierte en una herramienta ideal para quienes sienten que algo “más” está llamando —una vida con más significado, menos estrés, más centrada— y quieren integrar ese “algo” en la cotidianidad.
Además, el Reiki no es exclusivo de “personas especiales”: lo puede practicar cualquier persona que quiera cuidarse desde dentro, abrirse al bienestar y respetar su propia energía. Cuando lo usas como hábito —por ejemplo, una sesión mensual, o auto práctica semanal— su efecto se acumula: cuerpo y mente se vuelven más receptivos, más conectados, más alineados.
Si te preguntas “¿será el Reiki para mí?”, mi invitación es empezar por un “sí quiero” ligero y abierto: permítete una sesión, observa qué cambia, qué permanece y qué te revela. En La Chamanería acompañamos ese primer paso con cariño, conciencia y presencia.
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