¿Qué sucede durante una sesión de Reiki?

El Reiki es una experiencia que va mucho más allá de lo físico. Durante una sesión, no solo te relajas y desconectas del estrés cotidiano; también ocurre un proceso profundo en tu cuerpo energético que a menudo pasa desapercibido. ¿Qué sucede exactamente mientras recibes Reiki? Para comprenderlo, es esencial entender cómo opera tu campo energético.

 

El flujo energético en el Reiki


El cuerpo humano está compuesto no solo de materia física, sino también de una red de energía sutil que fluye a través de canales conocidos como meridianos. Durante una sesión de Reiki, el practicante canaliza energía universal hacia tu cuerpo a través de las manos, enfocándose en áreas donde hay bloqueos energéticos. Estos bloqueos pueden manifestarse como tensiones físicas, emociones reprimidas o incluso patrones mentales limitantes.

 

Cuando el Reiki fluye, actúa como una corriente de agua que limpia y desbloquea esos puntos de congestión. Este flujo de energía promueve un equilibrio en los chakras, los centros energéticos principales que están conectados con nuestras emociones, órganos y estados mentales. Por ejemplo, un chakra del corazón bloqueado puede estar relacionado con dificultades emocionales, mientras que un chakra raíz desequilibrado podría manifestarse como inseguridad o falta de conexión con la realidad.

 

El cuerpo físico y el Reiki


Aunque el Reiki trabaja principalmente en el nivel energético, también tiene efectos notables en el cuerpo físico. Durante una sesión, el sistema nervioso entra en un estado de relajación profunda, similar al que ocurre durante la meditación o el sueño reparador. Esto reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y permite que el cuerpo inicie procesos de autoreparación.

 

Además, la energía Reiki estimula la circulación de sangre y linfa, lo que ayuda a liberar toxinas acumuladas y a fortalecer el sistema inmunológico. A nivel muscular, es común que los receptores experimenten una sensación de calor o cosquilleo en áreas tensas, lo cual indica que la energía está trabajando para liberar esas contracturas.

 

El cuerpo emocional y mental


En el plano emocional, el Reiki actúa como un bálsamo. Muchas personas experimentan una liberación de emociones reprimidas durante o después de la sesión. Esto ocurre porque el Reiki limpia las energías estancadas que suelen quedar atrapadas en nuestro campo energético tras situaciones traumáticas o estresantes.

En el plano mental, el Reiki promueve claridad y calma. Al liberar los bloqueos energéticos, el flujo de pensamientos negativos o repetitivos se reduce, dejando espacio para nuevas perspectivas y una sensación de paz.

 

La integración de la energía


Después de la sesión, el cuerpo energético sigue trabajando durante varias horas o incluso días. Por eso es común sentir una oleada de energía, mayor claridad mental o emociones aflorando durante este tiempo. Este proceso de integración es una señal de que el Reiki ha iniciado un cambio profundo en tu ser.

 

En resumen, una sesión de Reiki no solo te ayuda a relajarte, sino que también equilibra tu energía, mejora tu salud física y emocional, y fortalece tu conexión con el presente. Si alguna vez te has preguntado por qué te sientes “renovado” después de recibir Reiki, ahora sabes que es porque tu cuerpo energético ha sido armonizado y recargado.

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