Reiki para principiantes

Cuando alguien siente curiosidad por el Reiki, suele aparecer la misma duda: “¿Por dónde empiezo?”. Puede parecer un mundo lleno de símbolos, cursos, niveles y técnicas, pero en realidad el Reiki nace de algo muy simple: estar presente y dejar que la energía haga su trabajo.

 

Si estás dando tus primeros pasos, estas ideas te ayudarán a empezar con suavidad, claridad y sin ruido innecesario.

 

1. Empieza sintiendo, no entendiendo
No necesitas saberlo todo. No necesitas conocer cada chakra ni memorizar posiciones de manos. Lo esencial es permitirte sentir: calor, hormigueo, descanso, emoción, silencio interno. El Reiki es experiencia, no teoría. La mente se une después.

 

2. Busca una primera sesión para experimentar
Nada sustituye la vivencia. Una sesión con un practicante te permite entender cómo se mueve tu energía, qué sensaciones aparecen y cómo responde tu cuerpo. A veces un solo encuentro abre una puerta que cambia todo.

 

3. Observa tus reacciones los días posteriores
El Reiki sigue actuando más allá de la sesión. Muchas personas sienten:

  • claridad mental
  • emociones que se liberan
  • sueño profundo
  • decisiones que se ordenan solas
  • una calma desconocida
  • ganas de iniciar cambios

Eso también forma parte del proceso.

 

4. Aprende a escucharte
Un error frecuente es buscar señales externas: “¿Lo estoy haciendo bien?”, “¿Estoy sintiendo lo mismo que otros?”. En Reiki, tu referencia eres tú. Tu cuerpo, tu intuición, tus sensaciones. No hay práctica más personal que esta.

 

5. No te exijas resultados inmediatos
La energía no trabaja a la velocidad del ego. A veces la mejora es suave, imperceptible, pero profunda. Otras veces es rápida y evidente. No compares tu ritmo con el de nadie.

 

6. Si quieres formarte, hazlo con alguien que te transmita paz
Más importante que la técnica es la coherencia de la persona que enseña. Busca alguien cuya energía te haga sentir segura y acompañada. Eso vale más que cualquier currículum.

 

7. Permítete un hábito energético sencillo
Cinco minutos al día bastan: manos en el pecho y el abdomen, respiración tranquila, intención amable. El Reiki es humilde: pequeños gestos, grandes efectos.

 

Con estos primeros pasos, no solo “empiezas Reiki”: empiezas a escucharte, que es la verdadera práctica.

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